Cabalgata 3.0
- alislibreria
- 5 ene 2018
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Aunque cuando nos preguntan negamos la mayor, la Navidad como tal, ha perdido prácticamente todo su significado; de hecho para la gran mayoría de los niños es una época de vacaciones y de regalos, pero ya no nos molestamos ni en decirles a santo de qué viene todas estas celebraciones.
Y hoy llegan los reyes magos. Y a la insigne Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, no se le ha ocurrido otra cosa que proponer incluir una carroza de Drag Queens en la cabalgata de los monarcas de oriente (la que pasa por Madrid se supone). Y creo sinceramente que tan peregrina idea es cuando menos equivocada.
Desde que la noticia saltó a los medios, defensores y detractores de la idea se han enzarzado en una guerra descarnada de descalificaciones cruzadas. Yo por mi parte sigo pensando que lo más sensato es huir de los extremos y de las militancias a la hora de considerar todas estas ocurrencias y apelar al sentido común.
Como ya he dicho no comparto el punto de vista de la señora Carmena y de sus ocurrentes, y tremendamente integradores, concejales; primero porque, queramos no, haya perdido su sentido o no, la cabalgata de los reyes magos tiene un trasfondo religioso (la llegada de los magos de oriente para traer regalos al recién nacido rey de los judíos) y no creo que una drag queen, personaje transgresor e inclinado al “pecado” encaje mucho ni en los valores cristianos ni en la época en que se desarrollaron los hechos (históricamente hablando).
Los defensores de la idea aportan su argumento para rebatir esta afirmación en que Bob Esponja o la Patrulla Canina tampoco encajan ni en el contexto histórico ni en los valores de la religión cristiana. Y en cierta medida pueden tener razón, pero en ese punto entra mi segundo argumento; la cabalgata de los reyes magos es hoy en día, primero un espectáculo (ahí podrían encajar las drag Queens), pero es concretamente un espectáculo infantil y en ese punto parece conveniente sustituir a las susodichas drag queen por personajes de dibujos animados que los niños puedan reconocer y que por muy malas ideas que tengan no llegan a los límites de perversión que proponen las chichas de las plumas y las lentejuelas.
Y mi tercer y definitivo argumento para estar en contra de las drag Queens en las cabalgatas de reyes hace referencia a su propia seguridad. Teniendo en cuenta que los mayores y más peligrosos depredadores de caramelos en este evento no son los niños sino los abuelos, no quiero ni pensar en la posibilidad de que estos abuelos, viendo tanta pluma, lentejuela y luces, decidan asaltar la carroza para hacerse con el premio más brillante.
Y creedme, en ese momento no hay guardia jurado que pudiera detenerles.
Siempre nos dijeron que es mejor no mezclar, y en este caso, señora Carmena, creo que ha hecho bien en disuadir a sus concejales de mezclar churras con merinas.
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