Echame a Mi la Culpa de lo que Pasa
- alislibreria
- 3 nov 2017
- 3 Min. de lectura

Ayer cuando volvía a casa fui testigo de una discusión realmente sin demasiado sentido. He de decir que tan solo presencié el hecho que desencadenó la discusión y el inicio de los gritos porque no consideré que la cosa mereciera mi atención ya que no había llegado a pasar nada (como supongo que así fue aunque la gente empezó a arremolinarse allí) y seguí mi camino.
Pues el hecho es que un semáforo para coches estaba en ámbar, el de peatones en verde y se dio uno de esos momentos cósmicos en que los planetas se alinean de forma cruel para que un corredor y un coche coincidan en el mismo punto y al mismo tiempo. Nada grave pasó, el coche dio un brusco frenazo a tiempo y el chico varió su trayectoria lo suficiente como para que no le el coche alcanzara tiempo.
Y diréis que para que os cuento todo esto, pues es que raíz de este hecho el chico empezó a recriminar a voces al conductor del coche el hecho de que había estado a punto de llevárselo por delante , este a su vez le estaba recriminando al chico que había cruzado sin mirar, y para poner más salsa, la escasa gente que había por allí comenzó a acercarse como público animando al chaval (lo que gusta en este país lo de meternos donde no nos llaman, así no es de extrañar que programas cutres y sin ninguna calidad del tipo “Salvame” sea líder de audiencia y el impresentable Jorge Javier y su troupe modelos a seguir).
Y como en este país de gañanes nos encanta criminalizar a todo quisque, pues nada todo el mundo a por el del coche, “que si van como locos”, “que si se creen que la ciudad es suya”, “que un día va a pasar algo grave”, y todas esas cosas que se dicen ahora sobre los conductores porque lo que marca tendencia es eso lo del ecologismo y claro un pobre y contaminante conductor es casi casi un asesino violador en serie.
Está claro que uno de los principales rasgos de comportamiento que debe marcar nuestra personalidad hoy en día es asumir es que nosotros no tenemos la culpa de nada nunca (los políticos en esto van marcando tendencia) por muy grave que sea lo que hayamos hecho; lo más cómodo y lo mejor es encontrar alguien a quien echarle el muerto. Y si encima hay una moda social que nos da gratis el chivo expiatorio pues genial, ya no tenemos ni que pensar.
Pues en este caso cada uno de los implicados activos y pasivos que intervienen tienen cierta culpa. Evidentemente el conductor que quizás iba un poco demasiado rápido o despistado (pero consiguió reaccionar a tiempo) para la zona, la hora y las condiciones que había. El chico, porque no se puede ir a hacer running vestido de negro, por la noche, en una zona de baja visibilidad y, aunque tengas prioridad, cruzar una calle a toda velocidad sin ni siquiera preocuparte de mirar; y el Ayuntamiento de Valladolid, que en su afán ecológico y ahorrativo (ay Podemos que daño haces) ha colocado unas farolas en el Paseo del Cauce que no iluminan absolutamente nada, y para más inri entre los arboles (para eso es mejor quitarlas).
Nadie respeta a nadie, todo el mundo piensa que lo suyo es lo mejor, no lo mejor, lo único que vale y que se debe respetar; y si hay que pasar por encima de los demás para que se haga valer, pues se pasa y ya está. Si sale mal ya le echaremos la culpa a otro.
Y si la moda dice que debemos ir en bicicleta o andando y no utilizar el coche, pues hay que usar la bicicleta o nuestros pies; aunque vivamos a 30 kilómetros. Es la moda y como vamos a ser tan osados de ir en contra y pensar por nuestra cuenta…… por favor.
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