Indignado con los indignados

Pues yo estoy indignado con los indignados

Qué fácil es indignarse en este país de pandereta, a poco que algo no nos guste y nos haga salir de nuestro círculo de confort, ya nos indignamos, y como ahora esta gente de Podemos acoge a todo el mundo pues ya tenemos altavoz que de luz a nuestras “injusticias”.

Vaya por delante que yo no tengo ningún prejuicio contra nada, ni contra nadie pero es que ya no se va a poder ni abrir la boca, porque seguro que algún colectivo se va a sentir indignado y apoyados por esta gentuza van a buscarte las vueltas, y claro, como no queremos problemas, nos callamos y dejamos que las ideas que se oigan, sean, en mi humilde opinión, a veces las que menos deberían oírse (o al menos no tan alto).

Y es que aquí si eres de raza blanca, español, católico y heterosexual, respetas las leyes y las normas de convivencia, respetas a todo el mundo, te dejas la vida por levantar un negocio o mantener un trabajo más o menos digno para poner un plato de comida cada día en la mesa de tu familia, pagas religiosamente tu hipoteca o no te empleas tiempo en defender las causas de moda; aunque no te metas con nadie, eres la peor persona del mundo.

Eso si, este modelo no está de moda; ahora lo que mola es ser homosexual, sin religión, vivir del cuento en donde se pueda (si puede ser de ocupa mejor) y no respetar ninguna norma o ley; y por supuesto empleando el tiempo en defender causas justísimas en vez de trabajando para hacer el país mejor o mirando para ayudar a los que tienes cerca.

Pues yo soy de raza blanca con amigos de todos los “colores”; español orgulloso de mi país, su historia, su cultura y su grandiosa diversidad; católico porque aunque la Iglesia Católica ha cometido grandes horrores, he tenido el inmenso honor de conocer religiosos de calle que se han dejado la vida por la gente de su barrio; heterosexual (lo siento me gustan las mujeres) con amigos gays; me gusta respetar las normas y las leyes si son justas; y “pierdo” mi tiempo luchando por levantar un negocio que me dé de comer.

Y no admito a la gente que quiere vivir del cuento (y de los impuestos que yo pago) dedicándose a ir contra todo lo establecido; no admito que alguien venga a mi país a imponerme su religión; no admito que alguien venga a mi país y tenga mejores condiciones de trabajo que yo solo por ser extranjero (y no me refiero a los futbolistas); no admito que por ser de una determinada etnia se tengan derechos que a mí se me niegan; no admito que cada cual pueda hacer lo que le venga en gana sin respetar a nada ni a nadie; y por supuesto no admito que quieran hacerme creer que eso está bien.

Por cierto, aunque lo pueda parecer, no soy ni de derechas, ni de izquierdas, ni de centro, ni de nada. Solo soy una simple persona que lucha día a día por seguir disfrutando de la vida.

Y ahora me podéis llamar lo que queraís, yo lo respeto……..

Incluso podemos hablarlo